El manifiesto es, y ha sido, una herramienta que da voz a una sociedad, una vía de expresión y reivindicación de un grupo social, político o artístico. En el ámbito del arte contemporáneo, desde la época de las vanguardias, el manifiesto ha sido un elemento fundamental para dar voz a diversos movimientos artísticos, corrientes e ideologías que han girado en torno a éstos.
Ana G. Alarcón, comisaria de la muestra, invita a diferentes artistas a que, tomando como punto de partida los distintos aspectos del manifiesto, planteen y reivindiquen su condición (política, social y activista) como creadores. A su vez, induce a reflexionar sobre la idiosincrasia del propio manifiesto, sobre lo que éste simboliza y el peso, o la pertinencia, que puede tener en el momento actual. De esta manera, el artista, desde un posicionamiento individual, plantea su propio manifiesto, ya sea desde la palabra o desde la acción. Estas voces individuales, reflejan y construyen un imaginario colectivo, unas necesidades que se hacen patentes como reflejo y eco de una sociedad y un tiempo. El creador propone unas inquietudes propias y específicas, hablándonos a su vez de necesidades universales.
MANIFIESTOS. Voces individuales desde el imaginario colectivo retoma y analiza múltiples facetas patentes a lo largo de la historia del arte, como el artista erigiéndose deudor de su tiempo, como huella y reflejo de un momento, un lugar y un contexto concreto.
MANIFIESTOS. Voces individuales desde el imaginario colectivo es un proyecto que se inicia con el apoyo del espacio trapézio (Madrid) y la colaboración del Archivo de Creadores de Matadero y Matadero Madrid (del 7 de febrero al 3 de marzo de
2013). Una propuesta que continúa en su segunda fase materializada en la muestra que se podrá visitar en El Butrón del 11 de octubre al 14 de noviembre. En esta ocasión, MANIFIESTOS invita a un nuevo artista a plantear su manifiesto, para ello, Karmelo Bermejo propone la pieza Aportación del ruido al ruido. Además, se podrán ver obras de DEMOCRACIA, F.S.S.I., Núria Güell, Marco Godoy, Rogelio López Cuenca, Noaz e Isidoro Valcárcel Medina.
Cada creador invita a la reflexión desde sus palabras y sus acciones, desde su mirada. Para ello se han seleccionado a artistas/colectivos de diferentes generaciones, con inquietudes heterogéneas y con perfiles de trabajo muy dispares, aunque todos con una característica común, estar definidos en una línea, claramente, activista.
Rogelio López Cuenca (A los artistas, 1937-2012, 2012) toma como punto de partida un escrito vinculado a la producción artística de los años 30, poniendo en paralelo dos situaciones revolucionarias donde el propio sistema artístico sigue trabajando como si no sucediera nada. Sobre el compromiso desde la creatividad nos habla Isidoro Valcárcel Medina a través de una pieza de audio donde nos acerca a su visión sobre el manifiesto como herramienta. También desde el contexto artístico, apropiándose de consignas de los manifiestos dadaísta y surrealista, así como de slogans del situacionismo y del punk, DEMOCRACIA (No hay espectadores, 2010) realiza una acción a la salida de la feria de arte Art Bruselas donde se dirigen a los visitantes demandando unas consignas bajo el lema “No hay espectadores”. F.S.S.I. (Manifiesto,
2013) esboza un manifiesto donde pide la liberación de obras con conciencia social presas en instituciones reaccionarias, fascistas y burguesas. Karmelo Bermejo (Aportación del ruido al ruido, 2006) plantea una pieza que se inserta en la realidad incorporando y añadiendo otra en la misma dirección, el ruido.
Noaz (Menos en menos, 2013) nos habla de la pérdida y la muerte, mostrándonos al poder como una imagen carnívora y nociva que extermina todo lo que tiene a su alcance. Núria Güell (Papel Mojado (Aplicación Moral Desplazada #3: art 472CP*),
2012) nos invita a repensar la relación del sujeto y las leyes impuestas, induciendo a que cada uno actuemos bajo nuestra propia ética. En esta misma línea, y también desde la acción, Marco Godoy (No es tiempo para metáforas. Inutilización, 2013) nos invita a reflexionar sobre nuestro contexto y a tomar nuestras propias decisiones, a repensar las leyes, como propone Núria Güell.
Piezas que no sólo reflexionan sobre la tradición o el papel del manifiesto hoy, sino que llaman la atención sobre la necesidad de redefinir situaciones vinculadas al momento actual.